Tal como está montado el sistema educativo las emociones son una asignatura pendiente. De hecho no se enseña de manera formal, yo diría que es aquello que pasa mientras estás aprendiendo a vivir, aprendiendo mates, lengua o inglés. Y sin embargo luego serán quienes determinen mi "vivir". Por eso la propuesta de trabajar las emociones en el aula nos parece una oportunidad de oro.
Es precisamente a este trabajo al que este año le estamos dedicando tiempo de manera más sistemática en el colegio de Piornal, ya que está en la Red Extremeña de Escuelas de Inteligencia emocional y que nos pidió que continuáramos con el trabajo iniciado el año pasado.
Así este año estamos trabajando con la clase de 2º ESO y durante 20 sesiones distribuidas a lo largo del año (2-3 sesiones al mes) trabajaremos las emociones. ¿Cómo? Un instrumento que usaremos será el cuaderno de las emociones, en el que podrán escribir aquellas cosas que les pasan para que se dean cuenta de qué es lo que sienten, qué van haciendo, qué consecuencias tiene en los demás lo que hacen y viceversa, para poder ir viendo su evolución...
Cada persona es única, tiene un valor que le hace especial, así es cada cuaderno. Estos cuadernos han sido facilitados por Soprodevaje a los que les hemos puesto una nota de color para darles ese carácter especial.
Además también voy a usar estos libros que me sirven de brújula para navegar por estos mares de las emociones:
- Emocionario. Editorial Palabras Aladas
- 16 actitudes para una vida con sentido. Alison Murdoch y Deyi-Lee Oldershaw. Educación Universal.
Así que me pregunté ¿por dónde empiezo? Y me respondí que yo para abirme a hablar de mis emociones lo primero que he necesitado es CONFIAR. ¿Cómo lo trabajo? Con el ejercicio de lazarillo-guía. Cuando experimentas lo que te pasa siendo lazarillo y siendo guía y la relación que eso tiene con tu vida, empiezan a cambiar cosas. Es una suerte total poder estar presente mientras que pasa esto. Es como ver crecer una planta. Precioso mi trabajo.
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